Cómo Elaborar un Ensayo

Características del ensayo.
1. Usualmente se entiende por ensayo un escrito relativamente corto (en comparación con un tratado o un estudio exhaustivo), que puede abarcar desde dos cuartillas hasta cuarenta o cincuenta (según la demanda, la prolijidad que se le quiera dar al asunto o lo que se establezca previamente). Es cierto, sin embargo, que algunos autores clásicos han dado a sus escritos, que son tratados completos y muy extensos, el nombre de ensayo. Por eso, aquí no se da una definición del ensayo, sino unas pautas convencionales, para nuestro uso.
2. Se centra generalmente en un único objeto de estudio: un problema, un área problemática, un autor, un concepto, un campo de conceptos, un proceso, un ámbito de procesos, etc. Con otras palabras, el ensayo guarda una unidad temática: no aborda en el mismo escrito temas ajenos unos de otros.
3. Acorde con lo anterior, también presenta una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo (o fundamento o justificación) a otro enunciado, llamado conclusión, el cual expresa la tesis principal que se pretende defender en el ensayo. Muchas veces los enunciados que apoyan a la tesis principal necesitan (por su complejidad, importancia o carácter disputable) ser defendidos por otros enunciados, de modo que en el ensayo tiene que haber lugar para el argumento principal y para otros secundarios, que, en conjunto, contribuyen a que el argumento principal sea racionalmente persuasivo. En filosofía predominan los argumentos deductivos, pero no es infrecuente recurrir a argumentos analógicos, inductivos y hasta deónticos. No obstante, para algunos subtemas al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales, tales como definiciones, citas, preguntas, preguntas retóricas, etcétera.
4. Ofrece una propuesta específica de tratamiento o comprensión del objeto de estudio, propuesta que el autor del ensayo (al que en adelante se llamará aquí “ensayista”) debe argumentar o justificar.
5. Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de entender el asunto.
6. El ensayo expresa:
a. Meditaciones propias del ensayista (en ilación congruente y apoyadas con argumentos consistentes) o
b. resultados de una investigación no exhaustiva (investigación de campo, documental, histórica, etcétera) o
c. inferencias de observaciones, de experiencias, de entrevistas o
d. una combinación de dos o más de estos tipos.
7. El ensayo no es una carta ni selección de un diario personal, etcétera, sino un trabajo discursivo filosófico, por lo cual su lenguaje no es coloquial y sí, muchas veces, necesariamente “técnico” (en el sentido de que recurre a los términos empleados en un sentido particular por la tradición filosófica). Hoy en el ensayo filosófico predomina la expresión directa y llana, en primera persona, que presta especial atención al rigor argumentativo y a la exactitud en el manejo conceptual. Con todo, en la actualidad hay ensayistas de renombre que se toman ciertas libertades respecto del estilo de expresión.

Condiciones del ensayo
8. Todo ensayo ha de observar una estructura interna, aunque en él no se diga explícitamente que la tiene. Tres partes integran a esta estructura:
a. Apertura o introducción: presentación del tema, justificación de su importancia, consideraciones por las cuales el ensayista aborda el tema, etc.
b. Desarrollo: características del tema, tratamiento que le dan diversos autores, datos que permiten entenderlo, problemas que presenta, desenvolvimiento histórico, conceptos que contribuyen a plantearlo más claramente o de maneras alternativas. Por supuesto, en esta fase se desarrolla el argumento del ensayo; en otras palabras, esta sección contiene, usualmente, el grupo de razones que justifican nuestra tesis principal. También es el lugar para desarrollar los argumentos secundarios (aquellos que apoyan a las razones controversiales o no obvias de nuestro argumento principal).
c. Cierre o conclusión: No significa necesariamente solución a problemas planteados; puede dar cuenta de la perspectiva que asume el ensayista ante lo establecido en la apertura o en el desarrollo.
9. Si el escrito se presta para ello, es conveniente dividirlo en varias unidades más pequeñas, encabezadas por subtítulos que hagan alusión resumida a lo que enseguida se plantea. Algunos autores sencillamente numeran las unidades pequeñas de su texto, con el fin de hacer más ligera su lectura.
10. Es necesario darle al ensayo un formato u organización. Es muy recomendable incluir los siguientes puntos o elementos:
a. Título.
b. Nombre completo del autor (ensayista).
c. Nombre de la asignatura o actividad académica para la que se elabora el ensayo.
d. Nombre completo de quien encomendó el ensayo (opcional).
e. Institución, facultad o escuela en que se presenta el ensayo.
f. Resumen breve (entre cinco y veinte líneas) del contenido del ensayo. Cada vez se requiere más de este resumen, pues cumple con dos funciones. Primero, como orientación y cortesía al lector, que así ubica rápidamente el tema y rasgos generales del argumento defendido y, segundo, porque diferentes bancos de datos basan el almacenamiento y la clasificación de la información precisamente en este resumen —al que también se conoce con el anglicismo abstract.
g. Cuerpo del ensayo (apertura, desarrollo y cierre.)
h. Notas aclaratorias o referencias hemero-bibliográficas. Es opcional si se presentan al final del cuerpo del ensayo o a pie de página cada vez que se requiera. Más adelante, en las secciones 6, 9 y 10 de este apartado, se ofrecen los criterios para presentar estas notas.
i. Lista del material documental que se usó para la elaboración del ensayo (puede contener bibliografías, hemerografías, videografías o filmografías).
j. Lugar y fecha de elaboración o de entrega.
Cada vez que en el ensayo se hace referencia a algún dato histórico, a algún suceso, se menciona alguna tesis no elaborada por el ensayista, o algo similar, se debe indicar (según el inciso h de la serie anterior) la fuente de donde el ensayista obtuvo tales datos o información.
12. Igualmente, en cada ocasión en que se cite a algún autor de manera literal, parafraseada o, simplemente, como referencia, se ha de indicar con toda precisión (incluida la página citada) lo que el ensayista refiere. Lo mismo vale si el ensayista pretende referirse a las tesis de alguna corriente o escuela de pensamiento. El propósito académico de éste y el anterior punto consiste en presentar textos rigurosos, que cuenten con respaldo documental, además de ofrecer apoyo a un posible lector interesado en seguir los pasos de nuestra investigación.
13. Se reconocen dos criterios para presentar citas literales. La diferencia de aplicación de ambos criterios reside en la extensión de los pasajes citados. El primer criterio señala que, si el texto citado no ocupa más de tres renglones de nuestro escrito, entonces se coloca entre comillas y a renglón seguido, escribiendo la llamada para la nota de referencia al cierre de las comillas, ejemplo: “Cuando una cita no supera las dos o tres líneas se puede insertar dentro del párrafo entre comillas dobles”. En cambio, si el texto citado supera los tres renglones entonces se coloca en un párrafo aparte, a espacio sencillo (el resto del texto se escribe a doble espacio), con sangrías a derecha e izquierda (la primera es opcional y no siempre se hace) y, si es posible, empleando un tipo de letra más pequeño que en el resto del documento. En este caso se prescinde necesariamente del uso de las comillas.